Descripción
Cerámica de Sargadelos dedica una colección a los faros de Galicia y, entre ellos, al de la isla Pancha en Ribadeo.
El islote, de poco más de una Ha. y muy próximo a la costa, se une a esta por un pequeño puente y viene a ser el remate de un hermoso paseo por la orilla occidental de la Ría de Ribadeo.
El origen del nombre se pierde en la bruma de los tiempos: la creencia popular lo relaciona con los peces, tanto panchos como panchas, aunque bien podría proceder figuradamente de algún desbordamiento. Es igual, pero lo cierto es que, siempre contó con ese encanto y cariño popular que procede de su propia situación y, encanto paisajístico, sin duda del faro que en ella se ubica desde 1860, y que lo hace prácticamente contemporáneo de los de San Cibrao (Cervo) y Tapia de Casariego con que, al decir de Antón Vilar Ponte, se hacen guiños luminosos.
El actual edificio tiene como precedente antiquísimo la llamada Torre Vella, situada en el montículo inmediato en tierra firme, lugar que luego ocuparía la caseta de los carabineros. La torre no sólo servía de guía para los navegantes, sino que también cumplía funciones defensivas o de vigilancia y, según los historiadores locales Lanza y San Julián, a comienzos del siglo XIX prácticamente había desaparecido. Por eso el Ayuntamiento informó en aquella ocasión al jefe político de la necesidad de construir una nueva, «por lo muy útil que es para toda embarcación, tanto las que hayan de entrar en el puerto, como las que sigan navegando».
En el momento de comenzar a funcionar el nuevo faro, el tráfico portuario era intenso, contando Ribadeo con dos empresas armadoras: las navieras Casas y Bengoechea y una amplia flota de barcos que hacían la ruta a América y otros puntos del mundo. Los reflejos del faro despidieron y dieron la bienvenida al airoso bergantín «Nueva Juliana» o a la corbeta «JMB» de la casa Bengoechea así como a las enormes fragatas «Casas» y «Villa de Ribadeo»de la armadora Casas, todas ellas y otras muchas de matrícula de Ribadeo.
Al comenzar el siglo XX, el Faro de la Isla Pancha pasó a ser el referente de un nuevo período de actividad portuaria, basada en la exportación de mineral de hierro procedente de las minas de Vilaoudriz, transportado en tren hasta Ribadeo y embarcado a través de un estilizado cargadero.
Hoy, el Faro ahora recreado por Cerámica de Sargadelos, permanece en su isla como testigo de un tiempo pero también con la misma función para la que nació: referencia para las embarcaciones que repasan la costa y umbral de la Ría de Ribadeo. (Eduardo Gutiérrez, mayo 2009).